Reconocimiento de pensamientos.

Los seres humanos tenemos un promedio de 60.000 pensamientos al día, la gran mayoría de ellos son repetitivos y negativos. Es sorprendente la cantidad de pensamientos que el enemigo quiere depositar en la mente,  algunos de ellos son:


  • No puedes. 

  • Te enfermarás.

  • Quedarás solo. 

  • Los tiempos son difíciles y peligrosos.

  • Ese hombre o esa mujer no sirve,  no cambia.

  • Esa mujer no es ninguna ayuda idónea.

  • Ese hijo(a) es desordenado, rebelde, desobediente  etc.

  • Yo nací pobre y me moriré pobre.


La mente es el campo de batalla. 

Si predominan esos pensamientos es de esperarse que tengas un continuo tormento. El apóstol Pablo nos muestra que la mente es el campo de batalla. 


“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” 2 Co.‬ ‭10:4-5.


La sumatoria de pensamientos generan argumentos, entre tanto que el conjunto de argumentos levantarán una altivez en contra del conocimiento de Dios, produciendo finalmente fortalezas espirituales. 


Podemos convencernos acerca de una realidad por medio de razonamientos rígidos y estructurados que generan defensas fortificadas. Todo ocurre en nuestra mente y puede jugar en contra. 


Por ejemplo: si continuamente reproducimos pensamientos de escasez nuestra mente tendrá todos los razonamientos y argumentos necesarios que le darán fuerza a la pobreza. Lo mismo ocurrirá con la desobediencia a Dios en cualquier área. 


Cada vez que tengas pensamientos contrarios a la palabra, es necesario llevarlo cautivos a la obediencia de Cristo, por otra parte es útil declarar la palabra a fin de ajustar los pensamientos a lo que Dios ha establecido en sus escrituras. 


Pocas personas toman tiempo para meditar en que están pensando, aunque es uno de los ejercicios que mayor provecho pueden tener, ¿Por qué? «Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él (...)» Pr. 23:7 


Los pensamientos generan acciones, comportamientos y hábitos, por lo tanto si queremos cambiar será necesario reconocer en qué se ocupa nuestra mente. 


Renovar los pensamientos.

En la carta a los Romanos dice:  «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» Ro. 12:2


La recomendación es a renovar el entendimiento, en otras palabras que una y otra vez coloquemos pensamientos positivos acerca de: 

  • Conquista.

  • Buena salud.

  • Familia.

  • Prosperidad.

  • Servicio a Dios.

  • Multiplicación.  

  • Unción.


Ahora bien, en la mente se procesan pensamientos, percepciones e imágenes que nos permiten mantenernos en victoria o en derrota. Cada persona toma la decisión de qué tipo de pensamientos va a permitir en su mente, podemos andar en los deseos de la carne o en los deseos del espíritu, cada tipo de pensamiento traerá un resultado. 


«Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.» Ga. 5:17 


Es importante que frecuentemente alimentemos los deseos del Espíritu con pensamientos de bienestar, amabilidad, honestidad, pureza, justicia, a fin de que podamos fortalecer el ser interior.  


«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.» Fil. ‭4:8‬ 


El ejemplo de Abraham. 

Dios que creó al ser humano conoce la importancia de la mente y en ocasiones atrae nuestra atención con determinadas imágenes para mostrarnos una verdad, este es el caso de lo ocurrido con el patriarca Abraham. 


Abraham con más de 75 años no tenía hijos hasta que un día estaba en la comodidad de su tienda cuando Dios lo interrumpe y lo saca fuera para mostrarle una verdad superior a su realidad. Dios le mostró las estrellas del cielo y le pidió que las contara, luego le dijo: así será tu descendencia. 


En ocasiones Dios va a sacarnos de la zona de comodidad y seguridad para mostrarnos una verdad superior a nuestra realidad, colocará en nuestras mentes una imagen para que podamos visualizar sus planes y propósitos eternos. 


La FE.

Más allá de las estrellas Dios le estaba mostrando la multitud de su descendencia. En su espíritu creyó y le fue contado por justicia. Aunque no estaba viendo su descendencia estaba creyendo a la promesa, por eso nos dice el libro de Hebreos: 


«Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» He. 11:1 LBLA. 


La certeza es el documento legal que nos garantiza obtener aquello que se espera recibir, es el título de propiedad. Mientras que la convicción sólo es posible por medio del creer para poder ver. 


La posesión de aquello que se espera es un resultado de creer, por lo tanto necesitamos ver a través de los ojos de la fe, alineando los pensamientos a las promesas que Dios estableció en las escrituras. 


Siguiendo el ejemplo de Abraham, quien pudo utilizar una imagen natural como las estrellas para creer por su descendencia. Los hijos de Dios requerimos cambiar la forma en que pensamos para lograr la transformación de la vida en Cristo Jesús. 


Nuestro consejo: identifica cuáles son los pensamientos recurrentes en tu mente, esfuérzate por cambiar tu manera de pensar creyendo con todo tu ser y visualizando las promesas de Dios para tu vida. 


Para mayor información ver las citas bíblicas: Proverbios (Pr.) 23:7; Romanos (Ro.) 12:2; 2 Corintios (Co.)‬ ‭10:4-5; Ga. 5:17; Fil. ‭4:8, He. 11:1.